En una sociedad de equidad cómo decimos ser, deberíamos celebrar el día del padre con ímpetu, con ilusión…pero ¿por qué no suele ser así?
Siendo honestos, la paternidad ha tenido grandes desfases…
Padres maltratadores, violencia, machismo o ausencia. Cuando se habla de paternidad renacen muchos sentimientos y no siempre de los buenos… Pero ¿Por qué? Veo que se juzga la paternidad e incluso se crea un estereotipo. Y creo que los motivos por lo cual la paternidad ha vivido tantos altibajos es por estereotipos errados.
Comenzando por el estereotipo de qué es ser hombre. Este estereotipo era del hombre sin sentimientos, hombre de muchas mujeres y muchos hijos… otro tipo de hombre es un hombre pasivo, inseguro y dependiente de su mujer que ha creado el movimiento feminista.
Creo que uno de los ataques que ha sufrido la humanidad y de la cual aún no se recupera es la pérdida de la identidad sobre qué es ser un hombre, qué es ser un padre. Si te das cuenta, nuestra sociedad no tiene referentes fieles de hombría correcta, de padre de familia. Los medios de comunicación sólo resaltan los padres malos, nunca los buenos.
Sólo nos hablan de los hombres que maltratan a las mujeres, pero jamás de los hombres que defienden los derechos y la integridad de la mujer. Los anuncios son para crear hombres que no pueden pensar más allá de la cremallera.
Gracias a Dios, existe otro tipo de hombre.
Hombres como José que respetaba y cuidaba a María mientras ella pasaba por el momento histórico más importante de la humanidad. Hombres como Booz que era rico e influyente pero no se aprovechó de Rut sino que le dio la honra que merecía. Hombres como Daniel, fiel a sus ideales.
Hombres como José en Egipto que amaba a sus hijos y se preocupó que estos conociesen su herencia familiar. Hombres como Jesús, que dio el valor y honra que las mujeres merecíamos y fue ejemplar en todo lo que hacía.
Celebro la paternidad, porque es básica y esencial para el desarrollo saludable de nuestra sociedad. Si algún día nos disponemos a arreglar nuestra sociedad, empecemos por darle el valor y respeto que la paternidad merece, empecemos a hablar de los buenos padres, de los buenos maridos, ¡de los buenos hijos!
Admiremos a esos hombres que se han mantenido fieles y no demos protagonismo a quienes no. Si no has podido tener un buen padre terrenal o si quieres ser un buen padre, tienes a Dios, el padre perfecto, amoroso y fiel.