Como sabemos comenzó la carrera escolar, acostarse y levantarse temprano, hacer tareas, los amigos de la escuela, las nuevas asignaciones, maestros, ensayos, presentaciones, exámenes, deportes y claro, el hacer nuevos amigos o extrañar los amigos que se movieron de escuela.
Todo esto produce ansiedad en los niños y en los padres, pero sabemos que no podemos estar todo el tiempo con ellos, que es el curso natural de la vida, pero lo que si podemos hacer es mantener una conversación abierta y sincera con ellos y especialmente orar sin desfallecer.
La Biblia nos recuerda que en esas situaciones de ansiedad, nuestra esperanza descansa en el hecho de que el Señor puede fortalecer y proteger a nuestros hijos, y usar cada situación que encuentren, buena o mala, para hacerlos más
como Jesús.
Orar por nuestros hijos es una forma poderosa y efectiva de alinearnos con Dios.
Aquí te escribo tres áreas específicas en las que podemos orar por nuestros hijos:
Ayúdalos a resistir la tentación.
Son muchas las tentaciones con las que nuestros hijos se enfrentan, pidamos a Dios que les de la sabiduría suficiente para ver la puerta de salida que él les abre para huir de la tentación. Mateo 6:13, 1 Corintios 10:13.
Líbralos del poder del diablo.
Sabemos que vivimos en un mundo caótico, donde el maligno se a apoderado de la mente de muchas personas, así que cada mañana debemos encomendarlo a Dios. Salmo 91:11, Salmo 34:7, Mateo 6:13.
Bendícelos con buenos amigos.
Orar para que Dios aleje todas aquellas amistades que quieran hacerlos sentir tristes, confusos y los lleven a practicar malas costumbres, que sus amigos sean personas que les ayuden a crecer y ayudarse mutuamente. 1 Corintios 15:33.