El temor del Señor es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina. Proverbios 1:7 (NVI)
Vivimos en un mundo repleto de información, con millones de videos, libros, blogs y opiniones. Pero la información no es lo mismo que la sabiduría. Podemos llenar nuestra cabeza de datos y aun así perder la perspicacia que cambia la vida y que solo proviene de Dios. Según Proverbios, la verdadera sabiduría comienza en un solo lugar: con el temor del Señor.
Temer al Señor no significa tenerle miedo. Significa tenerle reverencia, confiar en Sus caminos por encima de los nuestros y vivir como si Él supiera qué es lo mejor. Ese tipo de humildad es la puerta de entrada a la sabiduría. Y cuando la cruzamos, todo empieza a cambiar.
La sabiduría celestial se manifiesta en cómo tomamos decisiones, cómo respondemos a los conflictos y cómo usamos nuestro tiempo y nuestras palabras. Silencia el caos de las voces que compiten y nos invita a sintonizar con el susurro de Dios. Nos ayuda a ver lo que más importa en nuestras vidas. La sabiduría moldea nuestro carácter más que simplemente proporcionar respuestas. Nos lleva a vivir de una manera que refleja el corazón del Reino: con paciencia, paz, justicia y amor.
Pero el versículo también nos advierte. “Los necios desprecian la sabiduría.” Es una postura defensiva contra la sabiduría de Dios. Es elegir el orgullo por encima de la capacidad de ser enseñado. La sabiduría de Dios nos exige escuchar, preguntar y seguir, incluso cuando es impopular.
Si queremos tener un impacto duradero en nuestras familias, nuestras amistades y nuestras comunidades, no vendrá de respuestas rápidas o planes ingeniosos. Vendrá de un corazón que busca a Dios primero y por encima de todo.
APLICACIÓN: Pídele a Dios que escudriñe tu corazón en busca de áreas donde confías en tu propio entendimiento. Invítalo a guiarte con Su sabiduría. Luego, actúa hoy sobre una cosa que Él te muestre.
ORACIÓN: Señor, quiero una sabiduría que esté más allá del alcance de la tierra. Quiero confiar en Ti y depender de Tu sabiduría en lugar de la mía. Enséñame a confiar en Tu voz y a caminar de una manera que Te honre hoy. Amén.
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