- Pescado graso: Rico en ácidos grasos omega-3 (como el salmón y el atún), que son importantes para la salud cerebral y pueden ayudar a mejorar la atención y la concentración.
- Frutas y verduras frescas: Proporcionan vitaminas, minerales y fibra esenciales para la salud general. Se prefieren los productos frescos y naturales a los procesados.
- Proteínas magras: El pollo, el pavo y los huevos son buenas fuentes de proteínas que no contienen los posibles irritantes de otros alimentos.
- Alimentos ricos en probióticos: Alimentos fermentados como el yogur (sin lácteos), chucrut y kéfir pueden contribuir a una flora intestinal saludable. Existe una conexión entre la salud intestinal y la conducta, por lo que es un área de interés en la dieta para el autismo.
- Cereales integrales sin gluten: Opciones como la quinoa, el arroz salvaje y el amaranto pueden ser una buena alternativa a los cereales que contienen gluten, en caso de que el niño presente sensibilidad.

5 alimentos que se sugiere evitar
- Gluten y caseína: Algunas dietas para el autismo sugieren eliminar el gluten (presente en el trigo, cebada y centeno) y la caseína (proteína de la leche). Se cree que estos alimentos pueden causar problemas gastrointestinales e influir en el comportamiento, aunque la evidencia científica aún es limitada.
- Azúcar y jarabe de maíz: El alto consumo de azúcar puede contribuir a la hiperactividad y a picos de energía seguidos de caídas, lo que podría afectar el comportamiento y la concentración.
- Alimentos ultraprocesados: Suelen contener aditivos artificiales, colorantes, conservantes y glutamato monosódico (GMS), que se han asociado con efectos adversos en el comportamiento.
- Maíz: En algunos casos, se ha observado que puede causar intolerancia y agresión en el sistema nervioso.
- Grasas trans y frituras: Estas grasas se encuentran en muchos alimentos procesados y fritos, y pueden tener un impacto negativo en la salud general.
Es importante recordar que estas recomendaciones son generales. Un plan de alimentación debe ser personalizado y adaptado a las necesidades de cada niño, y siempre bajo la supervisión de un nutricionista o médico.