En mi lectura de los libros más relevantes del llamado “boom literario”, me sumergí, como era de esperar, en la obra de Gabriel García Márquez. Aunque también descubrí a Vargas Llosa y a Cortázar, aunque no he leído a Carlos Fuentes; sigo con el corazón encendido por la obra de Gabo. Tal vez sea porque, como colombiana, puedo sentir de manera muy profunda sus palabras, comprender sus costumbres y su terminología, y percibir el dolor y la alegría en cada una de sus frases.
Nací en un puerto caluroso de Antioquia,(Puerto Berrio) por lo que las referencias al calor y al abandono de las regiones de Colombia se me hacen muy familiares. La forma en que él describe el calor es casi una experiencia en 4D. Crecí con una madre que trabajó a orillas del río Magdalena, por el cual viajé con ella y mi hermana a pequeñas poblaciones, y como es de esperarse me conto muchas historias. Vivir en Estados Unidos y sentarse a leer a Gabo en medio de un día de verano largo y un poco aburrido, es el mejor antídoto para la desazón y la mejor manera de viajar a Colombia sin subirse a un avión.
“Las cosas no son como las contamos, sino como las recordamos”.
La Colombia de Gabo: Un reflejo atemporal
Aunque la Colombia que Gabo muestra ha cambiado, algunos de sus grandes problemas siguen tan vivos como en sus cuentos de los años 60 y 70. La corrupción, la violencia en el campo y la ciudad siguen latentes, especialmente en los últimos años. Colombia avanza a paso de tortuga en algunos temas. Sin embargo, su gente se empeña en cambiar esta realidad. La lucha por un futuro diferente no cesa, y se trabaja incansablemente para crear una nueva generación que no vea en las armas el camino hacia el poder. Es esa Colombia en paz y próspera la que anhelamos todos los colombianos que vivimos lejos de nuestra tierra.
Aunque estemos a la distancia, el calor festivo de su gente y la belleza de sus paisajes nos recuerdan constantemente la magia de nuestro país, llenándonos de una profunda nostalgia por volver.
Y después de esta larga introducción déjame contarte de los dos libros que acabo de concluir: la hojarasca y la mala hora.
Si me preguntan cuál es mi libro favorito de esta serie, diría que fue La hojarasca (1955). Este libro te engancha de principio a fin, tiene un inicio muy enigmático y los personajes más pintorescos que puedas imaginar. Es, en definitiva, una introducción perfecta al mundo de Macondo de Cien años de soledad. Esta novela es la primera obra de García Márquez que se ubica en Macondo. Introduce el ambiente, los personajes y las dinámicas sociales del pueblo antes de la llegada de la familia Buendía. La historia, contada desde la perspectiva de tres personajes (un coronel retirado, su hija y su nieto), gira en torno a un entierro.
Leí este libro con mi hija menor con el objetivo de que mejorara su lectura en español, y quedo muy encantada con la experiencia. Aunque tuve que hacer pausas para explicarle algunos términos y dichos, ella disfrutó mucho la lectura.

Considero que los primeros libros publicados antes de Cien años de soledad te preparan mentalmente para cuando te enfrentes a esa robusta historia, además su autobiografía escrita en 1982, para mí fue clave ,para entender la literatura de Gabo, sus ideas, sueños y estilo. Eso es lo que he estado haciendo este verano. Me falta un último libro y luego comenzaré la obra maestra de cien años de soledad.
Aunque les confieso que tengo algo de miedo, algunos dicen que es difícil de entender, agotadora y confusa, otros dicen que es maravillosa y se debe ser muy organizado en la lectura para poder entrar a Macondo y disfrutarlo.





Libros en orden antes de leer Cien años de soledad
No son indispensables u obligatorios, pero son muy clarificadores para entender la historia de Macondo.
- Vivir para contarla (2002): Es la autobiografía del autor, donde nos cuenta sus raíces, su infancia y su crecimiento como escritor. Es aquí donde podemos descubrir cómo nació no solo su literatura, sino también Cien años de soledad.
- La hojarasca (1955)
- El coronel no tiene quien le escriba (1961): Este es el último que me falta por leer.
- La mala hora (1962): Aunque el pueblo en esta novela no se llama Macondo, las similitudes son muy evidentes. La historia se centra en el impacto de unos anónimos pasquines que revelan los secretos más íntimos de los habitantes del pueblo, secretos que, como dicen muchos de ellos, todos conocen. La trama avanza en un ambiente de tensión y violencia latente.
- Los funerales de la Mamá Grande (1962): Este relato forma parte de la colección de cuentos del mismo nombre. Aunque es un cuento, su impacto y su relación con el universo de Macondo son inmensos.
En un artículo anterior, les hablé de otros libros de Gabo que he leído y releído. Te invito a que le des un vistazo.
Estén al tanto de mis siguientes artículos, donde les contaré sobre el último libro que me falta. Además, les daré la fecha de comienzo y final de la lectura de Cien años de soledad, así como mis impresiones sobre la obra.
¡Y a leer se dijo!