Los psicólogos a menudo afirman que la forma más efectiva de superar los miedos es enfrentándolos directamente. Esta sabiduría se alinea sorprendentemente con un relato bíblico que ofrece una profunda perspectiva sobre cómo la fe puede ser una herramienta poderosa para vencer nuestros temores.
En el Antiguo Testamento, tras la rebelión de los hebreos, una plaga de serpientes los atacó. Cuando el pueblo clamó a Moisés por ayuda, Dios le instruyó a Moisés que hiciera una serpiente de bronce y la colocara en un poste. Cualquiera que fuera mordido por una serpiente y mirara la serpiente de bronce, sanaría.Números, capítulo 21, versículos 4-9
Este evento cobra un significado aún mayor en el Nuevo Testamento, cuando Jesús dice: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado” (Juan 3:14).
De esta manera, la serpiente de bronce prefigura a Jesús. Cuando miramos a Jesús, depositamos nuestra confianza en su obra redentora en la cruz. Al hacerlo, nos entregamos a sus manos, confiando en que Él nos capacita para vencer todos nuestros temores. Su sacrificio no solo nos ofrece sanidad espiritual, sino también la fortaleza para enfrentar y superar las ansiedades y miedos que nos acechan.